Entre las muchas contribuciones de Eduardo Mata a la vida cultural de México, probablemente la que más perdure en el tiempo sea la Sala Nezahualcóyotl. Por supuesto, se trata de una obra monumental en la que confluyeron muchas voluntades y talentos, pero fue gracias al impulso de Mata que la Filarmónica de la UNAM se convirtió en la primera orquesta mexicana a la que se le construyó una sede especialmente diseñada para música sinfónica. Con ello se coronaban los esfuerzos realizados por el conjunto y su insigne director, en los que tras varios años de arduo trabajo, la calidad en las interpretaciones fue elevándose consistentemente. Del mismo modo, el número creciente de espectadores, muchos de ellos estudiantes y maestros universitarios, había hecho insuficiente el Teatro de Arquitectura primero y luego el Auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras.
Inspirado en el Concertgebouw de Amsterdam, construido en 1888, y en la sede de la Orquesta Filarmónica de Berlín, de 1967, Eduardo Mata tenía una idea muy clara de la nueva sala. Tendría que ser acogedora, con el público rodeando al escenario de manera que hubiera una relación más íntima entre los músicos y los asistentes, y acaso lo más importante, que tuviera un excelente sonido. El proyecto fue confiado al arquitecto Arcadio Artis y a Christopher Jaffe, quien se encargó del diseño acústico.La solución que desarrolló el equipo es un edificio de planta poligonal que se integra armoniosamente al entorno de rocas volcánicas propio de las zonas cercanas al Xitle. En el interior, el escenario está en el centro, rodeado por el público que se puede sentar al frente, a los lados o detrás de la orquesta. Para lograr que la música se escuche perfectamente desde cualquier lugar, hay una cámara de resonancia debajo del escenario, misma que se complementa con unas superficies de acrílico suspendidas en la parte alta de la sala que reflejan el sonido. El resultado es que la música se puede escuchar con la misma claridad desde cualquier punto de la sala.La experiencia de asistir a un concierto comienza desde que uno se acerca al Centro Cultural Universitario, ubicado en Insurgentes Sur 3000, enclavado en la parte sur de Ciudad Universitaria. Parcialmente oculta por la abundante vegetación que ha crecido a casi 30 años de su inauguración, la Sala Nezahualcóyotl parece surgir del pedregal.
Al frente del recinto hay una amplia explanada con una fuente rodeada por edificios que albergan teatros, cines, una cafetería, una librería y otra sala de conciertos dedicada a la música de cámara. Por la naturaleza del terreno, el ingreso a la sala se hace a través de puentes o escaleras, aunque se han instalado rampas y un elevador que facilitan el acceso a visitantes de todas las edades o que utilicen silla de ruedas. Por momentos resulta difícil de creer que haya un remanso de tranquilidad como éste en medio del caos de la Ciudad de México.
Para celebrarlo , y aprovechando el 100 aniversario del natalicio de Dimitri Shostakovich, el dìa de hoy se ofrecio un concierto con edison quintana al piano el cual ofrecio como encore la sonata #7 opus 83 de Prokofievy el Primer concierto para piano, trompeta y cuerdas de Shostakovich y la Séptima sinfonía de Beethoven.
Felicidades a la sala nezahualcoyotl.
Galvanii
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